Como agua para chocolate
Novela por entregas

CAPÍTULO V Mayo CHORIZO NORTEÑO


-¡Siéntate a trabajar! Y no quiero lágrimas. Pobre criatura, espero que el Señor la tenga en su gloria, pero no podemos dejar que la tristeza nos gane, hay mucho trabajo que hacer. Primero terminas y luego haces lo que quieras, ¿me oíste?
Tita sintió que una violenta agitación se posesionaba de su ser: enfrentó firmemente la mirada de su madre mientras acariciaba el chorizo y después, en lugar de obedecerla, tomó todos los chorizos que encontró y los partió a pedazos, gritando enloquecida.
-¡Mire lo que hago con sus órdenes! ¡Ya me cansé! ¡Ya me cansé de obedecerla!
Mama Elena se acercó, tomó una cuchara de madera y le cruzó la cara con ella.
-¡Usted es la culpable de la muerte de Roberto! – Le gritó Tita fuera de sí y salió corriendo, secándose la sangre que le escurría por la nariz; tomó al pichón, la cubeta de lombrices y se subió al palomar.
Mama Elena ordenó que quitaran la escalera y que la dejaran pasar toda la noche ahí.

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