Lee el extracto siguiente de “La casa de Bernarda Alba” y ordena las frases.
Bernarda: ¡A eso vienen a los duelos! (Con curiosidad) ¿De qué hablaban?
La Poncia: Hablaban de Paca la Roseta. Anoche ataron a su marido a un pesebre y a ella se la llevaron a la grupa del caballo hasta lo alto del olivar.
Bernarda: ¿Y ella?
La Poncia: Ella, tan conforme. Dicen que iba con los pechos fuera y Maximiliano la llevaba cogida como si tocara la guitarra. ¡Un horror!
Bernarda: ¿Y qué pasó?
Bernarda: Es la única mujer mala que tenemos en el pueblo.
La Poncia: Porque no es de aquí. Es de muy lejos. Y los que fueron con ella son también hijos de forasteros. Los hombres de aquí no son capaces de eso.
Bernarda: No, pero les gusta verlo y comentarlo, y se chupan los dedos de que esto ocurra.
La Poncia: Contaban muchas cosas más.
Bernarda: (Mirando a un lado y a otro con cierto temor) ¿Cuáles?
La Poncia: Me da vergüenza referirlas.
Bernarda: Y mi hija las oyó.
La Poncia: ¡Claro!
Bernarda: Ésa sale a sus tías; blancas y untosas que ponían ojos de carnero al piropo de cualquier barberillo. ¡Cuánto hay que sufrir y luchar para hacer que las personas sean decentes y no tiren al monte demasiado!